Se separan las yemas de las claras. Las claras se ponen en un bol con una pizca de sal y se baten a punto de nieve firme. Se les añade, una vez montadas, las yemas y el azúcar.
Se remueve sin parar y siempre en el mismo sentido con una cuchara de madera durante unos diez minutos. Después se agrega la harina, cucharada por cucharada y siempre removiendo.
Finalmente se añade la ralladura de limón y, al final, la mantequilla derretida (debemos tener mucho cuidado de que la mantequilla no hierva).
Se pone todo en un molde alargado y alto, previamente untado de mantequilla y espolvoreado de harina. Debemos sacudirlo bien boca abajo para evitar que se concentre un exceso de harina.
Se introduce el molde con la crema en el horno suave. El horno deberá haberse encendido unos 5 minutos antes.
Se tendrá entre 45 a 60 minutos. Se puede pinchar por el centro con una varilla fina para comprobar que está bien cocido. La varilla debe salir limpia.
Fuera del horno, mientras aún está caliente, se vuelca y se deja enfriar. Puede adornarse con un poco de azúcar glacé.