Entre su muchas empresas destacó la construcción de un fabuloso templo. Salomón murió el 922 a.c. y tras este suceso Israel sufrirá la cautividad de Babilonia y la destrucción del Templo por Nabucodonosor II.
A pesar de eso, existen indicios de que gran parte del mitológico tesoro que en él se guardaba, y entre los más extraordinarios objetos la llamada "Mesa de Salomón", escapó del saqueo, siendo guardado en escondites secretos por los sacerdotes.
Esta mesa, también conocida por el "Espejo de Salomón", fue donde, al parecer, el rey plasmó todo su conocimiento esencial del universo, la fórmula de la Creación, en un esquema geométrico que a su vez contenía la formulación de la palabra fundamental, del nombre verdadero de Dios, el Shem Shemaforash.
Tras permanecer escondido dicho tesoro, una parte, al menos, cayó, en el año 70, en manos de los romanos. Las legiones de Tito tomaron Jerusalén y destruyeron el Templo y se hicieron con la "Tabla de Salomón", también llamada mesa por varios autores.
Así nos lo cuenta un testigo presencial llamado Flavio Josefo: "Entre la gran cantidad de despojos, los más notables eran los que habían sido hallados en el Templo de Jerusalén, la mesa de oro, que pesaba varios talentos..."
El Tesoro de Salomón quedó depositado en el Templo de Júpiter Capitolino primero, y más tarde en los palacios imperiales. Allí se mantuvo hasta que en el año 410 el rey godo Alarico conquistó Roma y lo trasladó hasta Tolosa, capital de los godos.
En el año 507, el rey Alarico II tiene que abandonar Tolosa perseguido por los francos y burgundos, para esconderse en España. El tesoro nuevamente se mueve y presuntamente se instala en Toledo (nueva capital goda). Sin embargo, nada de esto se ha podido probar con certeza. Otros, por el contrario hablan de su traslado a Jaén o a las costas andaluzas.
Sea como fuere, su pista parece perderse en su traslado a Toledo. La leyenda más extendida defiende que la mayor parte del "Tesoro de los Godos" acompañaría a los visigodos en su huída de las Galias y pasaría por Barcelona, siendo guardado durante siglos en la "Cueva de Hércules" de Toledo. Desde donde llegaría a Medinaceli la Mesa de Salomón, para salvarla del saqueo de Tárik, de ahí que fuese llamada Medina Talmeida ("Ciudad de la Mesa") y Medina al Shelim ("Ciudad de Salomón").
Sin embargo, las alusiones más antiguas que de Alcalá hacen los cronistas árabes se remontan a los años de la conquista por Tárik y están relacionadas con la "Mesa del Rey Salomón".
Según cuentan, este caudillo habría encontrado la mesa en la ruinosa Complutum con la que se encontró (otro sitúan su escondrijo en la Cueva del Zulema), en el transcurso de una expedición militar que realizó desde Toledo a Guadalajara.
Incluso se hace una descripción de la misma, según la cual el sagrado objeto tenía 365 patas de oro con miles de esmeraldas engastadas.
De este hecho se hace eco el Obispo don Rodrigo Ximénez de Rada quien, basándose en textos de al-Razi y de Ibn al Qutiyya, cuenta como Tárik atravesó unos montes llamados Gebelculema (castellanización de Yabal-Sulayma, es decir, "Montaña de Salomón" y precedente del actual topónimo Zulema).
Según esta misma fuente, tras cruzar dichas montañas, el conquistador árabe llegó a una ciudad, supuestamente Complutum, donde halló la mesa y a la que bautizó con el nombre de madinat-al- Maida (ciudad de la mesa) y que, según el obispo, pasó a ser el nuevo nombre de Complutum antes de que los musulmanes se establecieran en ella siglo y medio después.